Stands, stands y más stands repletos de gafas virtuales, guantes hápticos y plataformas móviles con vibración fueron algunas de las cosas que pudimos ver hace unas semanas en el Mobile World Congress 2017.
Todo aquel que haya tenido la oportunidad de participar en la edición de este año, habrá podido comprobar que la realidad virtual ha sido uno de los temas protagonistas a lo largo de los cuatro días que duró el evento.
Lo pasamos como enanos y creo que nunca olvidaremos las experiencias con RV vividas esos días, pues cuando la pruebas, a la magnitud que allí pudimos hacerlo, se convierte en algo que necesitas contar a todo el mundo pues sientes que eso, y solo eso, es el futuro que nos espera.
Si nos remitimos a la RAE, la Realidad Virtual es una representación de escenas o imágenes de objetos producida por un sistema informático que da la sensación de su existencia real, pero si alguno de vosotros ha probado una herramienta de estas alguna vez habrá comprobado que esta descripción se queda corta.
En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos agigantados, nos seguimos sorprendiendo con el efecto que causan estas herramientas en nuestras mentes. Como el hecho de ponernos unas gafas y aparecer en otro escenario donde todo se siente real nos llega a producir sensaciones de vértigo, emociones, adrenalina o incluso miedo ante lo desconocido.
Pero si hay algo que nos ha sorprendido realmente entre tanto revuelo alrededor de la RV fue sin duda alguna el caso de Ericsson, quienes están aplicando la tecnología 5G al sector de la medicina. Escucharlos fue muy interesante y alentador, pues estamos ante uno de los avances más importantes en este sector.
Ericsson ha estado trabajando con la tecnología 5G en los últimos dos años y uno de sus puntos más fuertes ha sido lo que ellos han denominado “Internet of Skills”, o el Internet de las habilidades, fruto de un proyecto conjunto con el King’s College de Londres.
Para entender un poco de qué hablamos cuando nos referimos a 5G, comentar que el objetivo de toda nueva generación de red móvil es multiplicar la velocidad de la conexión, pero detrás del 5G hay mucho más que eso. Ya no se trata solo de ofrecernos velocidades de vértigo, pues también hace que las conexiones ganen en calidad permitiéndonos tener comunicaciones mucho más fluidas con gente que tenemos lejos, mantener mejores videoconferencias o mejorar la rapidez de los juegos online, pero, sobre todo, nos da la oportunidad de ser mucho más precisos en nuestro trabajo.
Los grandes protagonistas de Ericsson eran dos elementos tan sencillos como unas gafas y un guante, algo aparentemente nada diferente a otros stands de Realidad Virtual que estuvieran allí, pero cuando nos acercamos y atendimos a las explicaciones de su equipo técnico vimos algo que nos impactó por completo.
El guante para ‘tocar’ pétalos y sentir el paso de mariposas virtuales, ese era el titular de esta noticia del periódico El Mundo hace 2 años que ya nos hablaba de las sensaciones que el guante háptico permite transmitir a través del 5G. Pero, ¿qué pasa si aplicamos esto a la medicina?
Todos conocemos la importancia de recibir la asistencia médica oportuna en el momento justo, pero también entendemos que los especialistas tardan en desplazarse y que no siempre esa ayuda llega a tiempo. Pues bien, el objetivo principal de este Internet de las Habilidades es ampliar a través de esta tecnología las capacidades, la comprensión y el conocimiento más allá de las limitaciones geográficas, es decir, conseguir “suplir” a estos especialistas que se encuentran lejos para dar una mejor atención frente a casos médicos como puede ser una reanimación o una operación en quirófano.
Ericcson lo muestra de una forma muy gráfica y sencilla en su vídeo:
Por una parte, tenemos un guante háptico conectado a sensores sobre un paciente simulando un examen médico por remoto. Este guante permite controlar un dedo robótico que puede incluso identificar el tejido canceroso y enviar información de vuelta al cirujano.
Esta retroalimentación es muy útil ya que estamos eliminando el factor presencial para poder atender a un paciente de una forma más rápida y precisa sin la necesidad de tener que estar físicamente en el momento y lugar adecuados.
Por otro lado, tenemos unas gafas de Realidad Virtual con las que el especialista podrá moverse y trabajar como si estuviera físicamente con el paciente. Sin duda, un emocionante vistazo al futuro de la cirugía a distancia.
Estamos en una era de brutal evolución tecnológica donde la Realidad Virtual está dejando de ser simplemente algo chulo aplicado al entretenimiento, para centrarse en ser empleada en cosas tan importantes como salvar vidas.
Lo que sacamos de todo esto, como analíticos que somos, es que para poder darle valor a esta tecnología necesitamos sin duda medir los resultados de la misma. Pero no solo es importante eso, sino todo el proceso en sí, desde la recogida de los datos, la verificación de la calidad de los mismos, la explotación y la optimización de los resultados, hasta las conclusiones.
Realmente, ver este tipo de avances tecnológicos nos hace reflexionar una vez más sobre lo imprescindible que es medir y más cuando nos encontramos ante proyectos de este calibre.
Vemos claramente que la medición, calidad y optimización de los datos recogidos es algo que acompañará siempre a la evolución tecnológica.
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